domingo, 28 de junio de 2009

Mal interpretado


Se me tacha de poeta, orador, mentiroso… ¡vagos adjetivos!

Nada de cierto en aquellas burdas palabras,

que en su vacío contenido, describen erróneamente

mi bien-intencionado e insignificante deseo de tallar

en papeles pasares de mi existencia.


Mis escritos no van ni vienen,

son un conjunto de azares, pequeños juglares,

jugando a expresarse en medio de turbulentas corrientes.

Diminutas hojas bailando al son del otoño,

frágiles, elementales, pasajeras del temporal humano.


Anhelos buscando un poro por el cual evacuar,

buscando pequeñas grietas en la muralla del que dirán,

para de alguna forma aflorar, como rosal en primavera,

palabras como pétalos en la interminable rueda de la emoción,

vivos, radiantes, para luego fundirse en el ciclo de la vida.


Y aquí sigo, parado como un roble,

firme, lleno de vitalidad, nutriéndome de mi gente y mi tierra,

para así renovar el árbol de las ideas

y seguir con el juego del literato,

incesante, perturbador, agradable,

que de alguna forma me mantiene vivo y realizado,

en la continuidad de mi viaje.-

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